


Cuando una persona envía una solicitud de certificado o realiza un trámite público desde su celular, no ve el complejo entramado digital que hace posible esa operación. Pero detrás de esa simplicidad aparente opera una tecnología crítica que salvaguarda la relación entre ciudadanía y Estado de forma discreta pero decisiva.
Debido a que hoy en día la toma de datos biométricos y personales es la norma, en los últimos años, los países han invertido en sistemas de seguridad, identidad y verificación cada vez más digitalizados, esto en razón de proveer mayor transparencia y protección para los datos de los ciudadanos. ¿Cómo se organiza todo esto? Hay tres componentes clave:
Este diseño funciona de manera invisible: el ciudadano realiza su trámite desde su casa y todo ocurre detrás con integraciones tecnológicas seguras.
Algunos ejemplos en América Latina muestran altos índices de avances, como es el caso de Colombia, pues la Agencia Nacional Digital (AND) ha impulsado los llamados Servicios Ciudadanos Digitales (SCD), que incluyen tres pilares fundamentales: “Autenticación Digital, Interoperabilidad.“
En un proceso denominado autenticación digital, se verifican atributos digitales del ciudadano como el nombre, número de documento o datos biométricos cada vez que se realiza un trámite en línea. Esto permite que sea seguro conectar con entidades públicas y firmar documentos electrónicos, asegurando la identidad de quien hace el trámite. Según el MinTIC, más de un millón de colombianos ya están autenticados para hacer trámites digitales.
En El Salvador, por ejemplo, el gobierno ha habilitado la plataforma única SIMPLE.SV, que funciona con una Identidad Digital. A través de esta identidad digital, los ciudadanos pueden acceder a cientos de trámites en línea, incluyendo la emisión de constancias de antecedentes penales, verificar solvencias policiales, apostillar documentos y realizar pagos electrónicos. Este sistema también integra firma electrónica, lo que permite que los trámites digitales se completen sin papel físico, fortaleciendo tanto la eficiencia como la seguridad de los procesos.
Incluso en países como Guyana y Trinidad y Tobago se han lanzado sistemas de identificación digital que han simplificado muchos trámites para sus ciudadanos. Ambos lanzaron un sistema de identificación electrónica nacional (e-ID), habilitado múltiples servicios públicos como acceso a beneficios sociales, gestión de salud, trámites de identidad, entre otros.

Gracias a estos desarrollos tecnológicos, los servicios públicos están cada vez más al alcance desde un dispositivo conectado a Internet, eliminando la necesidad de desplazarse, esperar en filas o llevar múltiples documentos físicos. La autenticación digital ofrece un nivel de seguridad más alto, reduciendo riesgos de suplantación. Por su parte, la interoperabilidad asegura que las entidades públicas puedan colaborar de forma más eficiente sin comprometer la privacidad individual.
Sin ir más lejos, estas son algunas ventajas de trámites digitales seguros que hoy en día disfrutan los ciudadanos latinoamericanos:
En América Latina y el Caribe, esta transformación está en marcha: al consolidar identidades digitales seguras, plataformas únicas de servicio y carreteras de datos interoperables, los países no sólo ganan transparencia, sino también legitimidad y cercanía con sus ciudadanos.
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